Rauco en la memoria: La Noche de San Juan

Encuentro de San Juan 2024 organizador por FCD

La noche del 23 al 24 de junio, una de las fechas simbólicas del calendario campesino. En las zonas rurales de Chile, esta noche es considerada un umbral entre dos mundos: el visible y el invisible. Es un momento en que las fuerzas naturales y espirituales se intensifican, haciendo del ambiente un escenario propicio para rituales, señales del destino y revelaciones. La sabiduría popular asegura que, durante esta noche mágica, los portales entre los planos se abren, permitiendo la comunicación con lo oculto, con lo ancestral, con lo que no siempre se puede ver.

Muchas de las prácticas asociadas a la Noche de San Juan se transmiten de generación en generación. Algunas se hacen por fe, otras por curiosidad o como parte de ritos de paso, especialmente entre jóvenes. Son instantes cargados de simbolismo, donde lo lúdico y lo sagrado conviven en comunidad, muchas veces bajo el abrigo del fogón familiar o en medio del silencio de la noche.

Entre los rituales más conocidos se encuentra el del espejo a medianoche: se coloca un espejo en una habitación a oscuras y, justo a las doce, quien lo mire podría ver el rostro de su futuro esposo o esposa, o incluso recibir una visión premonitoria. “Cuando chicas, juntábamos agua en un lavatorio y se suponía que en el reflejo del agua veríamos la cara del niño que nos gustaba. Con mis tías, mi mamá, mis hermanos, nos juntábamos donde mi abuela y entre todos lo hacíamos. Era divertido hacer esas cosas… no sé si funcionaban, pero una en ese momento creía que veía algo”. Valeria, 35 años

Otro juego común era escribir en papelitos el nombre de tres personas que gustaban, doblarlos y, a medianoche, sacar uno al azar. “Se supone que el que te salía era con el que te ibas a quedar. Una hacía todas estas cuestiones con más gente, con familia, al otro día en el colegio una llegaba contando lo que te había salido” Jocelyn, 30 años

También destaca el ritual de las papas bajo la cama. Se colocan tres papas: una con cáscara, una medio pelada y una completamente pelada. Al sacar una al azar con los ojos cerrados, se predice cómo será el año venidero: próspero (papa con cáscara), regular (media pelada) o difícil (pelada). “Hacíamos lo de las papas, pero nos daba miedo. Esperábamos todos los hermanos a la medianoche, y en ese tiempo no había luz eléctrica, entonces todo estaba bien oscuro. Nos daba miedo sacar la papa pelada. A veces hacíamos trampa y buscábamos la papa con cáscara”. Carmen, 76 años

La Noche de San Juan también es vista como una noche sabia, una ocasión única para aprender verdades ocultas, recibir señales o presenciar fenómenos extraordinarios. “Había que sentarse a ver florecer la higuera, y que no se escuche ningún gallo o gallina. Tiene que ser un lugar bien solitario. Pero nunca conocí a alguien que lo hiciera, porque daba miedo… y se supone que también podía aparecer el diablo”. Roque, 79 años.

También, los campesinos golpeaban los árboles que no daban frutos, creyendo que en esa noche mágica despertarían su generosidad. “Cuando hay árboles que son ‘añeros’, que no dan frutos todos los años, se dice que para San Juan uno los apalea, y entonces si da frutos ese año. Funcionaba bien, toda la gente lo hacía antiguamente.” Nicasio, 84 años

Para San Juan del año 2024, nuestra Fundación encendió la memoria con un encuentro comunitario que reunió a vecinos y vecinas de la comuna. Recordamos los ritos de antaño a través de actividades interactivas que permitieron experimentar, revivir y transmitir algunas de las tradiciones de San Juan, prácticas cargadas de simbolismo y memoria colectiva. Luego, al calor del fogón, entre mates y tazas de té, surgieron leyendas, despertaron viejos mitos y volvió a sentirse la magia que aún habita en nuestra tierra. Este año, los esperamos otra vez, para seguir tejiendo juntos esta memoria viva.

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